domingo, 8 de abril de 2012

Futuros posibles No.2

Después de un par de minutos de charla intrascendente, le pregunté: “bueno, ¿y que me cuentas de ti?”. Me lo dijo sin titubear: “Soy un neutrino”. Me quedé de palo, y en una de aquellas inexplicables operaciones que hace el cerebro, se dispararon simultáneamente un pensamiento hipotético y una cadena de recuerdos. El pensamiento hipotético era que aquella declaración del pretendiente de mi hija Adriana, era una broma q

ue me estaba jugando antes de que yo se la jugase a él, pues seguramente Adriana ya le habría puesto en antecedentes del tipo de bromitas que les gastaba a cada “amiguito” que me presentaba… (mi broma favorita era cortar un calabacín con un hacha mientras les decía que haría cualquier cosa porque mi familia no sufriera…). Tanto Adriana como su madre Lilian llevaban tiempo insistiendo en que ya estaba bien, que quizá era tiempo de que yo madurara y expulsara de mí el gen-recesivo de padre protector-machista, y que asumiera que la broma no divertía a nadie y me hacía quedar fatal… El pensamiento hipotético concluyó con una pregunta: ¿sería posible que Adriana y Lilian estuvieran compinchadas con Roger para jugarme esta broma y darme un escarmiento?

Paralelamente la cadena de recuerdos que la palabra “neutrino” desencadenó en mí, me llevó al año 2011, ya que aquel fue justamente el año en el que Adriana fue concebida… y el año en el que se descubrieron los neutrinos… Recordé como aquellas partículas subatómicas tuvieron en vilo a los científicos durante varios meses, intentando comprobar si los neutrinos eran realmente más rápidos que la luz o no… En el siguiente eslabón de recuerdos, reviví mi frustración y mi tristeza al enterarme unos meses después, que los neutrinos no eran más rápidos que la luz, pues con ello se caía al suelo la posibilidad de viajar a través del tiempo (¿y la materia?)… Luego encadené otro recuerdo, más o menos del 2013, fecha en la que se destapó uno de los escándalos más grandes de la ciencia moderna: durante los experimentos del 2011 y 2012 para comprobar la velocidad de los neutrinos, se habían disparado miles de ellos a través de los distintos aceleradores de partículas existentes en aquel entonces, y muchos de ellos escaparon del control de los científicos, habiendo ido a parar a sitios muy distintos con resultados bastante aparatosos… algunos neutrinos fueron a parar en músculos o tejidos de distintas personas, causándole daños irreversibles… otros tantos fueron a parar dentro de distintos aparatos eléctricos, estropeándolos por completo… otros cuantos fueron a parar en estructuras como edificios o muebles, causando microexplosiones de distinta magnitud… Y lo peor fue que, al ignorarse la cantidad real de neutrinos fugitivos, el mundo entero estuvo en alerta durante varios meses ante la amenaza de impredecibles e impensables catástrofes posibles (de hecho, no faltaron listillos y listillas que intentaron echar la culpa de sus diversos desastres, a los indeseables neutrinos)… Pero luego recordé que el escándalo más grande se destapó en el 2020, cuando un periódico sensacionalista publicó un hallazgo tan maravilloso como espeluznante: un buen número de neutrinos fugitivos había ido a parar a un Centro de Fertilidad, habiendo fertilizado decenas o cientos de los óvulos… El laboratorio prefirió esconder la información por las posibles implicaciones, y aunque desechó la mayoría de los óvulos fertilizados, utilizó un número indeterminado de ellos para satisfacer peticiones/casos muy complejos, sin que los clientes lo supieran… La noticia fue rebatida por el laboratorio, aduciendo que “el informante” era solamente un extrabajador despechado, y salvo para algunas familias que habían sido clientes de aquel laboratorio, el tema cayó en el olvido pronto… Mi cadena de recuerdos terminó con otra pregunta: ¿Podría ser Roger el resultado de uno de aquellos óvulos fertilizados por un neutrino? Su edad encajaba...

Los pensamientos y recuerdos no tardaron más de unos segundos, pero suficientes para que el silencio fuera incómodo… al menos para mí, por lo que me apresuré a decir lo único que podía decir en aquel momento: “¿cómo?”. Roger repitió: “soy un neutrino… y esto no es una broma pactada con su mujer…”. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. “¿Puedes leer la mente?”. Roger bajó la mirada y respondió un poco avergonzado: “si, puedo, por el campo magnético que desprenden mis neuronas… pero no debería hacerlo… es que me he puesto nervioso… disculpe“. Yo estaba, por primera vez ante un pretendiente de Adriana, en jaque, en blanco, totalmente incapaz de saber cómo reaccionar... Afortunadamente Adriana volvió al salón luciendo la chaqueta que Lilian le había dejado para aquella noche. Roger y yo la vimos, pero no supimos que decir…yo ni siquiera sabía qué pensar. Adriana hizo un gesto coqueto ante el silencio y dijo “¿tan guapa estoy que no sabéis que decir?”. Afortunadamente Roger sonrió y dijo tímidamente algo así como “eso… estás muy guapa…”, mientras se acercaban y se cogían de la mano. Lilian entró diciendo “no sé si habéis visto el reloj, pero si no os dais prisa, llegaréis tarde al teatro”. Hubo despedidas apresuradas, clásicos “mucho gusto” un tanto incómodos y se fueron por la puerta sin que yo lograra recuperar la lucidez.

Lilian, se acercó y me abrazó. Me preguntó si me había resistido a hacerle la broma y apenas abrí los labios para contestarle un seco “sí”. Se separó un poco y me vio a los ojos: “¿todo bien?”. Su mirada me trajo de donde estaba perdido: “no lo sé… me ha dicho algo un poco raro… ¿te acuerdas que el año que nació Adriana pasó aquello de…”. Me interrumpió, y me dijo con una expresión entre tensa y socarrona: “si me recuerdo perfectamente…”. Otro escalofrío recorrió mi espalda, y luego de otras operaciones mentales que la gente usualmente refiere como atar cabos, le pregunté “¿desde cuándo lo sabes?”. “Desde hace un par de días, pero Adriana me pidió que no te lo contara… prefería decírtelo ella, pero veo que a Roger se le ha escapado…”. “¿y tú que piensas?”. “¿de que a Roger se le haya salido? Pues que se debe haber puesto nervioso”. “No… del hecho de que sea un neutrino…”. “Mhhh, que vas a tener que cuidar mucho lo que pienses de él cuando esté presente…", y mientras se dirigía a la cocina me ofreció traerme una cerveza. Le dije que no gracias... pero que un poco de hielo no estaría mal, pues me pondría un whisky doble… Escuche su risa a lo lejos, y mientras llenaba el vaso de vidrio con un chorro de mi Single Malt favorito, visualicé una imagen que me hizo temblar: Roger, cortando un calabacín con mi hacha preferida…

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Elucubraciones y Reflejos