sábado, 30 de marzo de 2013

Los días sin tiempo

Lo reconozco tengo miedo, miedo de volver al trabajo. Llevo casi un año ausente de mi puesto y no lo echo de menos, a veces me siento un poco mal por ello, pero la mayoría estoy satisfecha porqué después de 15 años trabajando, estudiando, trabajando, estudiando y haciendo ambas cosas a la vez, confieso que he disfrutado de este mi primer año de maternidad. A algunas y algunos les puede parecer curioso que mi año de maternidad sea un año sin tiempo?
Tanto a mi pareja como a mi nos hacía mucha ilusión tener un hijo/a, nuestro bebé se creó siendo muy, muy deseado y desde el momento en el que supimos que una vida comenzaba en mi interior hicimos lo posible por cuidarnos. En Abril del año pasado mis fuerzas, ganas y sobre todo el dolor de espalda me hizo visitar a mi doctora de cabecera y "pedir" la ausencia laboral. Descansé y respiré. Fueron unos meses de embarazo rico, en el que conectaba con el bebé mientras nadaba, hacía yoga y leía sobre su desarrollo en mi interior. Disponía de mis tiempos guiada por mis deseos, algunas obligaciones cotidianas, pero nada, nada en absoluto que no pudiera esperar o hacerse mañana. Los días sucedían tranquilos, la primavera la disfruté paseando con nuestra perrilla en las mañanas en el parque y el bebé crecía tranquilo, alegre, despreocupado, yo estaba relajada, feliz, sana. 
En Agosto nació el bebé y al principio sí miramos el reloj el papá y yo, novatos intentábamos predecir las necesidades de nuestro bebé y afortunadamente es un bebé con unos ritmos bastante estables, demandaba el pecho cada 3 o 4 horas, dormía 3 o 4 horas seguidas,... pero no importaba si era media hora menos o más, en un breve tiempo olvidamos los relojes externos y empezamos a funcionar por el reloj del deseo del bebé sin olvidar el nuestro. Desde su llegada al mundo todo el mundo gira en torno a él pero también hemos sabido buscar un espacio para nosotros, para el  papá y la mamá y, fíjense que he dicho un espacio y no un tiempo, porqué estoy viviendo estos días como días sin tiempo, como días que suceden, acontecen, en el que los deseos más primarios y cada vez más sociales van encontrando un hueco, un sitio. Vivo sin despertador porqué vivo con un bebé que en el momento en el que siente que ha dormido suficiente se despierta alegre en la mañana, come cuando pide comer, juega, vuelve a dormir, juega, vuelve a comer, jugamos, vuelve a dormir, paseamos, nos bañamos, cenamos y a dormir. Me fijo en la hora, sí, me fijo, es importante para él, está adquiriendo unos hábitos, una rutina, la que él desea, necesita, la que yo puedo ofrecerle porqué en mis días no hay más tiempo que el que él marca, no hay más responsabilidad, ni obligación. Ahora, dentro de unos días esto va a cambiar, empiezo a trabajar, mis días sin tiempo van a espaciarse, tal vez en vacaciones... Sí tengo miedo, estoy triste, quisiera alargar mi tiempo sin tiempo, pero ya se acaba y tengo un objetivo en mente, aunque comience a trabajar, aunque mis tiempos no solo los marque el ritmo de nuestro bebé, quisiera, me gustaría aunque suene a utopía, no meterle prisas, dejarle respirar, respetar sus ritmos, su deseo, y respetar el mío, el de mi pareja. Sí, lo sé, ahora empieza la difícil tarea de compaginar horarios, conciliar vidas, ... sí, da vértigo, a ver cómo se nos da ( o cómo nos va).

Princesa Andalana

No hay comentarios:

Elucubraciones y Reflejos